domingo, 12 de abril de 2009

Y se hizo justicia

Pepi Patrón

Hace un año, en esta misma columna, comentaba alguna de las incidencias del juicio a Fujimori, elogiaba orgullosa el comportamiento de los magistrados, en particular del Presidente del Tribunal y terminaba diciendo la justicia dirá.

Pues bien, la justicia dijo. Y dijo con palabras justas (valga la redundancia), sensatas y claras. Escuché el martes minuto a minuto la lectura de la sentencia. Y, en verdad, no sentí ni odio ni venganza, como reclaman algunos simpatizantes del ahora condenado ex presidente, sino un impecable ejercicio de análisis, examen de pruebas y deliberación. No soy experta en derecho, pero la argumentación que escuché me pareció correcta y sustentada. También me han parecido sensatas y mesuradas las reacciones de algunos de los supuestos “ganadores” de este proceso. Nadie se regodea de la pena ajena ni se alegra del sufrimiento de los familiares. Hay incluso quienes, como Gustavo Gorriti, no quieren aceptar la indemnización que la justicia le ha otorgado pues, dice magníficamente, “no se le cobra a la Patria por defender su libertad” (Caretas 2073) y dona ese dinero para la rehabilitación de soldados heridos.

No hemos visto, así, arrogancia en las reacciones de los ganadores. Básicamente sensatez y mesura. Y estas son las virtudes de la capacidad humana de razonar de manera práctica, siguiendo a Aristóteles, aquella que se refiere a los asuntos humanos, contingentes, que siempre pueden ser de otra manera. Nos remite así al ámbito del actuar humano y de la capacidad de actuar bien o mal, de ser justos o injustos, en suma a la ética.

Y arrogancia sí fue lo que vimos y escuchamos en los alegatos de Fujimori. Él se autoproclamaba el salvador del Perú, de todos los peruanos. Y también la vemos en quienes proclaman, a gritos, su inocencia y su propósito de sacarlo de la cárcel. Se le considera víctima de un juicio político y mediático, pero se proponen al mismo tiempo llegar al poder político para salvarlo de la justicia. Se olvidan también quién fue el responsable político de la corrupción de muchos medios de comunicación y de la mayoría de nuestras instituciones. ¡Y lo llaman el mejor presidente del Perú. ¡Cuánta arrogancia! La misma, supongo, que lo llevó a dejar su cómodo exilio en Japón para llegar a Chile a tentar sabe Dios qué. Creyó que podía volver a nuestro país en olor de multitudes y terminó condenado por la justicia.

Más allá de que aún no está dicha la última palabra, pues como en todo debido proceso el acusado tiene derecho a apelar o pedir la nulidad en este caso, me quedo con la reconfortante sensación de que se ha hecho justicia. Y esta es un principio ético regulador de nuestra vida social y política, como se dice en los estudios preparatorios para el Informe Final de la CVR, que expresa un ideal de convivencia humana en el que se respetan y se garantizan constitucionalmente derechos fundamentales como la dignidad y la inviolabilidad de la persona, la libertad individual, la igualdad de derechos y oportunidades, la equidad y la solidaridad. Estos principios y derechos, que nuestra propia Constitución Política consagra, son hoy universalmente reconocidos y pertenecen al bagaje ético y al orden jurídico internacionales.

Pero la justicia, además de un principio, es también considerada una virtud, es decir, una actitud, un hábito de conducta, una manera de vivir. Esta es una idea de los griegos, que Platón desarrolla particularmente en un hermoso y muy estudiado diálogo titulado La República. Examinando la naturaleza de la justicia y discutiendo su tradicional definición de dar a cada cual lo que le corresponde, el filósofo nos invita a analizar la polis, la comunidad política, pues allí la justicia pudiera muy bien encontrarse en caracteres más grandes y más fáciles de discernir. Es, pues, posible la justicia para la comunidad entera y en ella para los individuos, pues la justicia es virtud política.

Creo que el martes hemos dado un paso importante en esa dirección, con pulcritud y sin arrogancia. Ojalá sea el primero de muchos.

http://www.larepublica.pe/opiniones/12/04/2009/y-se-hizo-justicia

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